CONCIERTO DE AÑO NUEVO 2009 desde VIENA
Giacomo PUCCINI, el amor inmortal
Puccini fue un compositor de melodías, algunas de ellas, sin duda, de las más hermosas de la literatura universal, pero también lo fue de historias. Historias de amor, de celos, de traiciones, en las que las mujeres, sus mujeres, tienen siempre el peso del argumento.
Hoy voy a compartir con vosotros un aria que ya pertenece a la cultura popular en todo el mundo, el "Nessun dorma" (que nadie duerma), de su última ópera, Turandot.
Para los que no conozcan la trama argumental, les contaré en unas pocas líneas lo que está sucediendo en ese momento de la ópera: Calaf, príncipe Tártaro, cuyo nombre es desconocido por Turandot y su corte, responde correctamente a las adivinanzas después de lo cual, Turandot quiere renunciar inmediatamente a su parte del acuerdo (casarse con aquél que supere dichas pruebas). El príncipe acepta galantemente morir si Turandot puede adivinar su nombre antes de que amanezca, por lo que ella ordena que nadie duerma aquella noche en Pekín, mientras sus guardias buscan en la ciudad a alguien que pueda conocer al príncipe.
Calaf canta, ¡Mas mi misterio se encierra en mí, mi nombre nadie sabrá! ¡No, no, sobre tu boca lo diré, cuando resplandezca la luz! ¡Mi beso deshará el silencio que te hace mía! ¡Noche, disípate!¡Estrellas, ocultaos! ¡Estrellas, ocultaos! ¡Al alba venceré! ¡Venceré, venceré!
En mi humilde opinión de aficionada a la ópera, si hay alguien que se ha reencarnado en el espíritu de Calaf, y que ha conquistado eternamente el corazón de la princesa Turandot y el de todos y cada uno de los humanos, ese es, Luciano Pavarotti. Su "nessun dorma" se convirtió, a lo largo de su carrera, en su firma y en su carta de presentación.
Escuchemos al Maestro, ¡que nadie duerma! ¡nessun dorma!
Recomendaciones fin de semana MÚSICA
- El violinista Vadim Repin, la ONE y el concierto para violín de Tchaikovski en el Auditorio Nacional, días 19 y 20 y 21 de diciembre.
- Concierto de Voces para la Paz, en el Auditorio Nacional, el 21 de diciembre, algunos de los músicos de las cuatro orquestas de Madrid y de la Banda Municipal bajo la batuta de José Ramón Encinar. ¡Una buena manera de ser solidarios!
Gennadi ULIBIN, pintor hiperrealista
Hilary Hahn plays Bach, único
Pocas palabras caben ante una recreación tan maravillosa de este andante de la segunda sonata para violín solo de Bach.
Hilary Hahn no ha alcanzado aún los treinta años de edad, sin embargo demuestra una madured musical e intelectual excepcional. Su dominio del arco es realmente asombroso, su afinación es impecable y el sonido que es capaz de sacar a su Vuillaume, único.
Cierro los ojos y a disfrutar durante algo más de cuatro minutos, ¿merece la pena el esfuerzo?
Pilar Jurado y "L´Arte della coloratura"
Hace unos días me invitaron a la presentación del último disco de la soprano Pilar Jurado, "L´Arte della Coloratura"
A mi llegada al hall del Auditorio Nacional para recoger la invitación, me sorprende una gran fotografía de la soprano, con un look entre Xena, la princesa guerrera y una heroina de comic americano. En los corrillos del pre-concierto no se hablaba de otra cosa...
Arranca el concierto. En los atriles, algunos músicos conocidos de las orquestas madrileñas mezclados con caras nuevas y a juzgar por lo escuchado a continuación, claramente inexpertas, todos bajo el nombre de "Nueva Orquesta Sinfónica de Madrid"¿? ¿Tendrán algo que decir sobre esto los responsables de la "Antigua Orquesta Sinfónica de Madrid" con sede en el Teatro Real?Mi primera desilusión, si el disco fue grabado por la JONDE, ¿por qué una orquesta "de bolo" para la presentación?
A la batuta, o deberíamos de decir, sin ella, ya que en el primer acorde salió volando por los aires, hecho premonitorio de lo que vendría más adelante, el director asturiano Nacho de Paz.
De gesto tenso, sin flexibilidad, incapaz de anticipar las anacrusas incluso en los recitativos de algunas de las arias, la Nueva Orquesta Sinfónica de Madrid sonó deslabazada, descompensada, con desajustes manifiestos entre cuerda y metales, maderas y metales, cuerda y percusión, étc, en fin, una lástima.
Pero de quien quiero hablar es de la verdadera protagonista de la noche, la polifacética Pilar Jurado.No voy a descubrir aquí el poderoso don de gentes y la atracción y el enorme interés que suscita cualquier producto musical en el que Pilar esté involucrada. De entre todas las diversas facetas que esta madrileña cultiva, quizás la de cantante de ópera es la que más olvidada estaba en los últimos tiempos.Sobre el escenario del Auditorio nacional, Pilar nos dejó claro que ella es, ante todo, una artista sin complejos, valiente. Salió airosa de todos los virtuosismos que las partituras requerían, aunque quizás le faltó el aplomo de las grandes para tomarse su tiempo antes de algunos de los agudos. En las tesituras medias es donde su voz recupera un timbre más cálido, con más amplitud y en donde su vibrato y sobre todo, su dicción es más correcta, algo que, seguro, será capaz de corregir, si su extensísima agenda se lo permite.
Abordó con éxito la Rosina de Il barbiere, la Constanza de Il rapto o la Gilda de Rigoletto. En el aria de Anne, de The rake´s Progress de Stravinski, curiosamente la más adecuada para su voz, tuvo que luchar contra el director y la orquesta, con momentos muy desafortunados de algunos de los solistas del viento. De regalo, un aria de nuestro Barbero de Sevilla, que el público agradeció con grandes aplausos, ya entregado desde el principio del concierto. La nota la siguió dando el director de la orquesta, que nunca entendió quién era la verdadera protagonista de la noche, y acompañó a la soprano en todas y cada una de las salidas que el público le requería.
Gracias Pilar, por tu arte, por tu música y por tu sonrisa.
Beate Altenburg (violonchelo) y Cameron Roberts (piano) en el Ateneo de Madrid
En el día de ayer pude escuchar uno de esos conciertos que no nos dejan indiferentes, ni por el programa, ni por los intérpretes, la violonchelista alemana Beate Altenburg, afincada en nuestro país desde hace un lustro y el pianista canadiense Cameron Roberts, casi recién llegado a la vida musical madrileña.
En el programa, la famosa "Arpeggione" de Schubert, las Variaciones sobre un tema de Rossini de Martinu y como cierre, la sonata para chelo y piano de Rachmaninov.
Beate nos presentó la "Arpeggione" sin los fuegos de artificio a los que otros intérpretes nos tienen acostumbrados. Recordar que esta obra fue compuesta para un instrumento mitad chelo, mitad guitarra, de existencia efímera, al que se le llamó a veces guitarra de arco o arpeggione y que tenía seis cuerdas.
Beate salvó sin dificultades las diferentes "adversidades" técnicas y supo exponer los diferentes estribillos, de marcado carácter popular con la simpleza y la melancolía implícita en esta magnífica obra.
Me gustaría comentar más ampliamente la interpretación que estos jóvenes músicos hicieron de la Sonata de Rachmaninov.
En primer lugar, quiero destacar el hecho de que, durante todo el recital, el piano permaneció con la tapa complétamente levantada. Pocas veces, por desgracia en España, nos encontramos con unos verdaderos cameristas y con un pianista que sepa adecuar su sonido para que el del chelista nos llegue en toda su integridad sin tener que "sacrificar" a su instrumento bajando la tapa. Si a eso le sumamos que la versión que hace Beate de la sonata de Rachmaninov es realmente intimista, sobrecogedora en muchos momentos, esto nos da la idea del magnífico músico que es Cameron Roberts.
Beate jugó con su vibrato, con las diferentes velocidades de su arco, con los diferentes puntos de contacto, provocando que su violonchelo nos hablara, nos llorara, nos cantara y nos emocionara durante toda la sonata y sobre todo en su tercer movimiento, el Andante.
El público agradeció con sus aplausos y Beate y Cameron nos obsequiaron con la Vocalise de Rachmaninov, una perla más para un magnífico collar.
Y para terminar, una observación dedicada a los responsables de la Sección de Música del Ateneo de Madrid. ¿Para cuando un arreglo (o he de decir una restauración) de su piano?
Es una lástima que los diferentes pianistas que pasan por esta magnífica sala tengan que "luchar" contra un piano que pide a gritos un reglaje de su maquinaria. Por favor, ¡¡¡arréglenlo!!!