Pilar Jurado y "L´Arte della coloratura"

Jueves 20 de noviembre de 2008. Auditorio Nacional de Música. Aforo 3/4

Hace unos días me invitaron a la presentación del último disco de la soprano Pilar Jurado, "L´Arte della Coloratura"
A mi llegada al hall del Auditorio Nacional para recoger la invitación, me sorprende una gran fotografía de la soprano, con un look entre Xena, la princesa guerrera y una heroina de comic americano. En los corrillos del pre-concierto no se hablaba de otra cosa...
Arranca el concierto. En los atriles, algunos músicos conocidos de las orquestas madrileñas mezclados con caras nuevas y a juzgar por lo escuchado a continuación, claramente inexpertas, todos bajo el nombre de "Nueva Orquesta Sinfónica de Madrid"¿? ¿Tendrán algo que decir sobre esto los responsables de la "Antigua Orquesta Sinfónica de Madrid" con sede en el Teatro Real?Mi primera desilusión, si el disco fue grabado por la JONDE, ¿por qué una orquesta "de bolo" para la presentación?
A la batuta, o deberíamos de decir, sin ella, ya que en el primer acorde salió volando por los aires, hecho premonitorio de lo que vendría más adelante, el director asturiano Nacho de Paz.
De gesto tenso, sin flexibilidad, incapaz de anticipar las anacrusas incluso en los recitativos de algunas de las arias, la Nueva Orquesta Sinfónica de Madrid sonó deslabazada, descompensada, con desajustes manifiestos entre cuerda y metales, maderas y metales, cuerda y percusión, étc, en fin, una lástima.
Pero de quien quiero hablar es de la verdadera protagonista de la noche, la polifacética Pilar Jurado.No voy a descubrir aquí el poderoso don de gentes y la atracción y el enorme interés que suscita cualquier producto musical en el que Pilar esté involucrada. De entre todas las diversas facetas que esta madrileña cultiva, quizás la de cantante de ópera es la que más olvidada estaba en los últimos tiempos.Sobre el escenario del Auditorio nacional, Pilar nos dejó claro que ella es, ante todo, una artista sin complejos, valiente. Salió airosa de todos los virtuosismos que las partituras requerían, aunque quizás le faltó el aplomo de las grandes para tomarse su tiempo antes de algunos de los agudos. En las tesituras medias es donde su voz recupera un timbre más cálido, con más amplitud y en donde su vibrato y sobre todo, su dicción es más correcta, algo que, seguro, será capaz de corregir, si su extensísima agenda se lo permite.
Abordó con éxito la Rosina de Il barbiere, la Constanza de Il rapto o la Gilda de Rigoletto. En el aria de Anne, de The rake´s Progress de Stravinski, curiosamente la más adecuada para su voz, tuvo que luchar contra el director y la orquesta, con momentos muy desafortunados de algunos de los solistas del viento. De regalo, un aria de nuestro Barbero de Sevilla, que el público agradeció con grandes aplausos, ya entregado desde el principio del concierto. La nota la siguió dando el director de la orquesta, que nunca entendió quién era la verdadera protagonista de la noche, y acompañó a la soprano en todas y cada una de las salidas que el público le requería.

Gracias Pilar, por tu arte, por tu música y por tu sonrisa.

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